141 DÍAS es
una película sorprendente. Esto es
cine, cine vivo. Una película híper bien realizada, muy bien montada, muy
brillante de aspecto.
141 DÍAS permite entrar donde ningún partido
político deja entrar. Con esta película se puede ver cómo funciona la
organización de un partido y cómo funcionan las relaciones humanas entre sus
miembros. Acabas viendo sus debilidades, sus defectos y la parte humana de su
gente.
La filmación
tiene una gran calidad, es como si estuviera ensayada. La película está tan
bien hecha y tan bien explicada que puedes llegar a tener la sensación de que
se ha podido ensayar. Pero de repente se filtran detalles que hacen que te des
cuenta de que no ha sido en absoluto controlada por los políticos que la
protagonizan. Y al final puede llegar a
ser, incluso, demoledora.
Algo muy
bonito es que te acabas dando cuenta de que no es una película sobre la ideología de un partido, no es sobre
política, sino sobre profesionales. Sobre profesionales de la política o sobre
idealistas de la política que se unen y se reúnen para un proyecto común.
Pero hay
momento en que te das cuenta de que ni
Joan Laporta, ni Alfons López Tena, ni Uriel Bertran son los protagonistas,
sino que hay un personaje que se llama Àlex Fenoll que es uno de sus
colaboradores y que acaba tomando un protagonismo y un punto de vista muy
interesante. Este personaje es un disidente, es una persona decepcionada. Es
una persona que tiene mucho poder al principio de la película y acaba siendo un
derrotado al final del film. Aporta una perspectiva en que el secundario acaba siendo, casi, el héroe de la historia.
Estoy feliz
de que exista 141 DÍAS, estoy feliz de que podamos hablar de ella a través de
FILMIN y de los nuevos sistemas de ver cosas.
Opinión que emitió Àlex Gorina, crítico de cine, en el
programa de Catalunya Ràdio La FinestraIndiscreta (14/09/2012) en una entrevista con nosotros (catalán). Escucha la
entrevista entera aquí:
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